sábado, 25 de diciembre de 2010

Gabriel Urdaneta.

En cada espacio entre las letras

Estoy neurótico y melancólico, pésima combinación. El trozo de mí que se consume en conspiraciones trata de seducirme, le susurra a la desnutrida Hambre de tu Presencia (Sí, en mayúscula, la vehemencia con la cual me recuerda que existe, le ganó un nombre propio) que en realidad estas ahí pero te finges ausente por razones que a mi lógica se le escurren, y a mi locura envuelven y encadenan. Lo sé, no hay base para traducir ese pensamiento relativamente retorcido al mundo físico, a ese ámbito donde: pruebas, acciones y consecuencias rigen las conclusiones, pero lo que sucede es que las percepciones que se relacionan con esos tres pilares, en mi caso, caen carbonizadas como moscas previamente hechizadas por la hoguera, hoguera encendida por la chispa nacida del choque de mi pertenencia a, y a la lejanía de eso que está ausente... Lo sé, sé que te extraño, y es por eso que no despiertas mi sed de vendetta, y a su vez esto previamente mencionado es la causa de que la semilla enfermiza, de mi trozo de susurros acres no me quiebre con sus raíces codiciosas como a rocas cansadas ya seniles. Y es que saber que me haces falta me revela que lo que me desvela no es la posibilidad de que te escondas de mi, lo que me retuerce las, digamos mariposas, por dentro, es que no estas. Me siento incomodo ante este asunto, y peor aun, me siento dependiente- Risa (no cínica, risa honestamente divertida)- Lo mas alegre y extraño de todo es que no me importa sentirme dependiente, si preguntaras por qué no te responderé directamente, solo te daría el conocimiento de un hecho probablemente insignificante, y es el siguiente: al recordarte sonrío. De esas sonrisas que cuesta borrarse de la cara, aquellas que no son manchas de dolor, indiferencia o tristeza; las que ni siquiera se nutren del orgullo desmedido. Se apodera de mi rostro físico y metafórico una sonrisa sencilla, reconfortante. Me imagino que si una planta tratara de describirla recurriría en su vegetativo lenguaje a palabras como luz, tierra o agua... Y nada. Sintetizando quiero desterrar al lugar vacío que dejas en mi, pero hay algo que dejaste por acá que no me permite descomponerme ante mi fracaso en la tentativa, ese algo se manifiesta en esa sonrisa probablemente insignificante para cualquiera menos para mí Si no la estás pasando bien donde estás, me arrecho contigo...-risa- Sé feliz ser, aunque pregonen todas las piezas de lo palpable y lo invisible, en contra, un poco de irreverencia es lo que ancla nuestra semilla azul con verde y blanco a su eje torcido.

Tu sabes cómo es todo. Él es un tipo bastante raro. Digo, me cae bien y todo pero, a veces, solo a veces tiene sus traumas internos. Que son bastantes interesantes de leer, son desparpajados sus comentarios. Sin pudor alguno, eso siempre se lo he admirado y reconocido a grandes voces. Aunque, por ser hombre, no lo entiendo. El hace que saque el lado niña de yo sin proponermelo y, por cierto, sentirme vulnerable. A veces es tierno, sobretodo en mi cumple: el me llamó por voluntad propia: super excitante.

Es el propio mejor amigo de un duende. El amante de muchas chicas. El tonto del banco de madera. El tipo de locuras infinitamente sádicas. Alguna vez dijo que me respetaba y yo nunca le dije que lo quería de vuelta. Y vuelta.

Te quiero, bicho raro y negro :)

jueves, 9 de diciembre de 2010

UN año.

Oh si. Debía publicar esto ayer pero no importa, hoy hace un año, me di cuenta de que no volvería a ya tu sabes dónde.

Querido niño Jesús:
¿Cómo estás? Hace un buen rato que no te escribo. Desde que era una niña, creo. El año en que me trajiste una bicicleta, con la que fastidié bastante. Dije, ese año, que sería la última vez que te escribiría, ahora me arrepiento de esas palabras. Cual hoja que cae de su rama.
Quisiera empezar por agradecerte, si tal cual, por hacer caso omiso de esas idioteces que escribí y también por todos los regalos que recibí desde mi última carta, todos de parte tuya. Ahora, quiero pedirte algo -así, super chiquito-; tráeme la paz dentro de las líneas de tu ya sabes dónde. También seria cartelúo que me dejaras volver a ver a las chicas más lindas que no volveré a conocer. A los chicos de siempre. Y, claro, tu ayuda para conservar las amistades nuevas que he hecho.

Hasta la otra pues,
Barbie.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Nuevo.



Te miro de frente.


Te miro dos veces.


Otra vez te miro.


Te miro cinco veces.


Te miro porque quiero,


porque eres el ente


que aún no despierta


cada vez que te miro.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Nube.

Desenrrollé una nube
y la colgué en un estero.
Desenrrollé una nube
cuando descubrí un lucero.
Esponjé la misma nube
al momento que vi tu deseo.

A Elena.

martes, 23 de noviembre de 2010

Grrrrr!

A ti, quien DEBES leer esto.

Te dije que haría algo así. Tú perfectamente lo sabías y no puedes ponerme esa cara. Ahorita no. Te pregunto si estás bien, no me respondes. Estás como ausente, lo que te hace más sexy. Estás leyendo, por eso me alejo con tanta cautela. Yo dejé de molestarte cuando lo noté. Sin embargo, me ves raro y me preguntas a dónde voy. Te respondo con la dulzura que soy capaz de darte: salgo un rato, tienes algún antojo. El de siempre, chocolate y películas. Y yo te complací, como de costumbre. Salí.

Para cuando regresé, te vi con poca ropa. Corrí hacia tu torso desnudo y aterricé en tu abdomen. Estaba muy durito, justo como te gusta. Me abracé a él. Sabes que no puedo evitarlo aunque no te guste. Te pasas, nena; dices como si nada. Yo me sonrojo. Me levanto y pongo la película a correr. “Basada en el libro de Colette”, se lee en la tapa. Corre cinta.

Chocolate: tu cuchara gotea. Otra vez. Te digo de frente; te quiero. Beso tu frente. Tengo calor. No quiero irme, pero debo dejarte. Te lo digo de frente; más que a mi almohada, rociada con tu perfume. Película en un televisor gigante pantalla plana o cine barato: a tu elección.

Sonríe, por fin. FELIZ CUMPLEAÑOS 18. Ya tas viejita, tanto como mi almohada :)

Irene, te quiero.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cocina.

Ejemplo de guión para un segmento de cocina.
1 minuto.
Barbie Guevara.
Alexandro Robles.

Barbie: ¡Hola gente linda! Bienvenidos a...
Alex: su programa: "Cocinando con Barbie -prestigiosa chef internacional-...
Barbie: y Alex, chef autor de ¿Cómo perder a una chica en 10 comidas?
(besito. Saludo entre nosotros, algo de cortesía no está nada mal)

Alex: El día de hoy, tenemos una receta bien fácil de hacer.
Barbie: Se llama: "Sandwich de lo que haya en el refri".
Alex: Chequemos que es lo hay en el refri del estudio.
Barbie: Tenemos jamón, queso oaxaqueño, jitomate. Mayonesa, mantequilla y mostaza dulce.
Alex: Tenemos unas baguettes, sal y pimienta al gusto.
(Mostrando los ingredientes.)

Barbie: Comenzamos abriendo las baguettes. La untamos de mantequilla, mayonesa y mostaza.
Alex: Yo he cortado el jitomate y preparado el jamón y el queso. Se los añado, cierro y los pongo a tostar porque así nos gusta a nosotros.
Barbie: Si desean lo pueden acompañar con una jamaica bien fria.
(Sirviendo el jugo recién sacado del refrigerador)

Alex: Eso es todo por hoy. Nos vemos por ahí.
Barbie: Chaito gente, gracias por vernos.


A ver Alex, ya lo postié. Apréndetelo. Carajo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Elena Cardona.


Entrevista a Elena Cardona.

Profesora de la Escuela de Letras de la UCV. En el área de Teoría Literaria, para ser más específica. Aparte da clases en otro instituto. Es autora publicada, en Venezuela y Colombia tiene un libro llamado “Dramaturgias del mal” que es el más reciente.

Antes de escribir qué le pregunté y sus respuestas, es bueno explicar por qué ella. Es una de las personas más influyentes en el área de literatura en Caracas (la googleas y salen 200.000 resultados de búsqueda). Cabe destacar que en mi ciudad, sólo hay 2 universidades que tienen como carrera, la licenciatura en Letras: la UCAB (Universidad Católica Andrés Bello) y la UCV (Universidad Central de Venezuela), la pana es respetada por las personas de ambos lados. Aparte, es buena descifrando los diversos significados de la poética universal.

Confesaré que es la primera entrevista que hago –al menos seriamente- en la vida. Así que, “la historia me juzgará”. Esta entrevista, en vista de la distancia geográfica, se hizo por mensajes directos de twitter –para que vean, hago cosas buenas con mis redes sociales. Carita feliz-. Al principio fue un poco complicado ponernos de acuerdo para empezar a preguntarle, ya que es una mujer con múltiples ocupaciones, así que el espacio entre sus respuestas es muy variado; entre horas en el mismo día hasta varios días después. Todo por llegar a la femineidad cuasi característica de la entrevistada.

La primera pregunta (una odisea, literalmente, pero necesitaba un inicio).

¿Cómo llegas a estar satisfecha de un trabajo tuyo?

De ninguna forma. Nunca llego a estar satisfecha de mi trabajo. Me entrego a él hasta que llega el momento del abandono, de mí misma o de eso que me trama a ese "trabajo". Lo acepto provisionalmente; como provisión transitoria.

¿Consideras que lo que haces es poesía?

Busco "palabras necesarias e insustituibles" para mí, un tiempo, un espacio, una voz que haga imagen lo que percibo o proyecto (como invocación, como evocación o como revocatoria). Pero no me acostumbro a llamar poemas los textos que escribo. Acaso es un tonto pudor de mi parte.

Entonces, ¿qué es hacer poesía? ¿Dejar atrás ese pudor, como dices, tonto?

La poesía es un asunto de deseo y de intimidad, por eso en el "hacer poesía" no se puede renunciar del todo al pudor, al menos no a todo pudor. En el desdoblamiento del yo en la escritura hay siempre una exhibición, un ofrecerse al otro en el cuerpo de la palabra, en la imagen, pero también en el susurro y en el silencio, en el blanco pudoroso de la página.

Vaya, eso sonó extremadamente lírico. ¿A quién lees? ¿En qué te inspiras para escribir?

En estos días leo a Carmen Bullosa, Miguel Hernández, Víctor Salazar, Clarice Lispector y Haruki Murakami... pero siempre vuelvo a ellos. El paisaje de lecturas varía en el tiempo, cambia el lugar de la mirada y la mirada del lugar. Inspiración es apenas un movimiento inicial, una toma de aire, que en el momento previo a la escritura se vuelve sinónimo de arrebato, de aspiración, de iluminación, y solo retorna al aire en la voz de quien lee. Así, como lector, encuentro el aire en los libros pero también en el cine y la fotografía, en la música, en las conversaciones de pasillo, en el recorrido por la calle, en la pared blanca del insomnio. (qué difícil responder en pocas palabras, no lo logro)

No, más bien, es divertido que te explayes. Que escribas todo lo que “realmente” piensas. Recientemente leí que las palabras suelen ser hipócritas. Que nunca son lo que dicen ser. Que la realidad no existe, se crea. ¿Tú qué dices acerca de eso?

Recuerdo aquella afirmación de Octavio Paz: "El hombre es un ser de palabras [...] Así, en un extremo, la realidad que las palabras no pueden expresar; en el otro, la realidad del hombre que sólo puede expresarse con palabras". El lenguaje siempre es puente y falla, nos conecta con el mundo sensible, con las ideas, con los otros, con nosotros mismos, y al mismo tiempo es el recordatorio perenne de la grieta entre realidad y deseo, ese lugar indecidible en el que se realiza el yo. Poesía y fotografía se parecen tanto en eso: allí la imagen, por más que se parezca a la realidad, es siempre otra. Fundan un espacio y un tiempo propios que solo existen como exterioridad y en la imagen. Aunque provengan de la observación del instante vivido no pueden ser sólo registro. Su estar presente es la evidencia de lo ausente, como cicatrices que nos reinventan el cuerpo interior.

Vaya hilo discursivo, ahora dime, ¿Esa evidencia tiene precio?

Esa evidencia es capital, en deuda. Acaso el precio es el silencio de lo que quedará sin pronunciar, y la voluntad de seguir a pesar de ello.

¿Qué te gusta más: la crítica o la poesía? (esta pregunta la hice a destiempo, desde que salí de una de sus clases, me quedé con la duda).

¿Cómo elegir? ¿Por qué hacerlo? ¿Es que no se pueden tener las dos? Si me preguntaras café o chocolate, te diría: café y chocolate. Hace unos días conversaba con un amigo editor sobre ese ir y venir de un género a otro (de la poesía al ensayo y vuelta), y ambos concluimos: él es poeta, yo soy lector, y a veces la única forma en que logro leer es escribiendo. Entre crítica y poesía elijo el límite: ese espacio entre-medio donde "algo comienza su presentarse" (Heidegger), apuesto por la permeabilidad, por los envíos y desvíos que se cruzan entre ellas, al final de los finales el sujeto de la escritura (en este caso) es el mismo. ¿Cómo no habrían de espejearse y espejearme?

¿Espejo de la vida o espejo de la muerte?

En la poesía, Eros y Thánatos no pueden separarse. Esa violencia sobre el lenguaje que opera la poesía des-territorializando palabras y sentidos, re-significando (nos), trazando el yo de nuevo, re-inscribiéndolo en el tiempo otro, en el espacio otro del poema, es un movimiento en el que libido y destrudo se corresponden y nos corresponden.

Cuando no estás trabajando ¿En qué piensas? Digo, ¿Es posible desconectar la mente de la poesía? Es algo que siempre me ha inquietado, ¿los literatos tienen tiempo libre?

Supongo que el ritmo de mis respuestas te da una idea de mi tiempo... ¿En qué pienso? ¿Acaso podría inventariar mi propio pensamiento? Tendría que poder "ordenar" en líneas sucesivas mi percepción dispersa... y, de hecho, en este preciso momento no puedo. Desconectarse o conectarse a voluntad a veces es un artificio necesario; pero cuanto más necesario, más difícil, más doloroso... (No puedo imaginar siquiera la expresión de Elena acá, hasta a mí me dolió la respuesta).

Dios. Hasta para una pregunta tan frívola tienes una respuesta. Ya creo que tu percepción de pensamiento es dispersa…

Me rio sonoramente (de mí misma)... sí, aunque lo dudes soy epidérmica y me dejo atrapar por la sensualidad de lo ligero y banal, de lo que no sirve para nada, más que para la estimulación de los sentidos (como la poesía ¿no?)... una de las cosas que más disfruto es nadar... una sensación perfecta de suspensión y conexión a la vez: la sincronicidad (de sincronía) de la brazada con la aspiración del aire, el sonido del agua, la nitidez inestable... Ahora, en días como hoy lo que quiero es salir a ver zapatos y comerme una foundant de chocolate (una dosis doble de felicidad instantánea).

Continuará… (espero que pronto)

Ambas señoritas están pecando de lo lindo, por ahí. Ella allá en la ciudad de la furia y yo en la ciudad de la histeria.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Enamórame.

Enamórame antes de pedirme que abra las piernas.

Especialmente a Patricia.

Son las 3pm. Ella se va algo retrasada a una cita. Mira el reloj de pulsera. El se impacienta, pide un té de manzanilla. De lejos ella lo nota y sonríe. ”Al fin se arregla para mí. Era justicia”. Camina más aprisa. Llega cuando él va por media taza de manzanilla. Ella ordena un jugo de piña y algo de aperitivo, pensando que sería la última vez que se verían. Esa mañana se puso su ropa interior más sexy: seda y algodón egipcio, por ende, se sentía voluptuosa, dominando la escena a cada paso que daba. Reprime una sonrisa, cruza las piernas y le pregunta “¿para qué me llamaste con tanta prisa?”.

El le toma la mano, la sujeta firmemente, la mira a los ojos sin pestañear siquiera, se aclara la voz; respondiendo llanamente: “Sólo me gustaría llevarte a la cama muchas veces, ¿cómo ves?”

Ella lo ve; incrédula, ruborizada. Se le acerca y le dice: “enamórame antes de pedirme que abra las piernas ¿no crees?”.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Poema a dos manos

Poema a dos manos.

Entre Margara y Barbie.

Ay luna de Margara. Menguante.

Me escondo y vuelvo a nacer.

En estos días te vi, toda llenita.

Ahorita me sonríes de espaldas, mala tu.

Este mes me vi bien bella, me escondo rapidito

Para aparecer más bonita el mes que viene.

¿Sabías que en este mes eres la más preciosa?

Te vi justo en la aurora, super abajo,

casi tocando el horizonte y estabas rosadita de alba.

Me quedé un ratico más para que me vieran

En colores. Porque no me iban a ver más, llenita.

viernes, 22 de octubre de 2010

Iconicidad.

Iconicidad.

Por Bárbara Guevara.

Creo que debo empezar por lo más básico: diferenciar al lenguaje del habla y la lengua, para poder definir la relación entre la realidad y el lenguaje humano y lo que es la iconicidad. Existen autores que han dedicado una vida a estudiar los signos, en nuestro caso, los lingüísticos. Entre todos ellos han definido las ciencias del lenguaje para nuestro asunto –la iconicidad- nos compete la semántica, siendo esta la ciencia que estudia a los signos.

El lenguaje es, en esencia, la capacidad innata del ser humano para comunicarse. La lengua es el código que usa un individuo para transmitir información y recibir una respuesta en una región determinada (de esta última parte, se deriva el concepto de dialecto). El habla es un acto físico intencional e individual. Estos conceptos están indisolublemente unidos en una relación dicotómica, es decir, que a primera vista pueden ser similares pero son totalmente diferentes. Imagina una relación entre 3, como un triángulo amoroso, que no puede nunca jamás romperse porque no tendría sentido la lingüística como ciencia.

El código de una lengua se maneja por signos. Los signos son arbitrariedades que están regulados con normas aceptadas por todos los individuos que hablan determinada lengua. Les dicen arbitrariedades porque el significante no tiene una relación directa con el significado. De acuerdo con Ferdinand de Saussure, esto determina la iconicidad del signo –la dualidad del significante y el significado-, que es el grado de relación entre ambos conceptos.

El significante, siguiendo con Saussure, es la imagen acústica o la forma en que se piensa un objeto. Y el significado es el concepto de algún signo. Eso es el signo lingüístico, la relación entre la imagen acústica y el concepto que se tiene de ella.

Ahora bien, este signo se divide; de acuerdo al grado de arbitrariedad que posee la relación entre significante/significado: icono, índice y símbolo.

Empezaré por definirlos. El icono es el “grado cero” de la iconicidad por definición, es decir, el significante tiene una relación casi directa con el significado. Un ejemplo sería una fotografía de una casa, ya que representa en dimensiones casi exactas a la casa. El índice, tiene una relación más lejana entre significante y significado, como haciendo énfasis en un objeto con otro objeto. Por ejemplo, la representación de un bosque humeante que bien podría significar que hay un incendio o que alguien está haciendo una barbacoa. El símbolo es la no relación entre el significante y el significado, es decir que no hay una relación aparente, sólo existe normas que las regulan, que en conjunto se llama gramática. Como ejemplo ideal estaría todo lo que he escrito hasta ahora, más específicamente, las palabras y los números, ya que no tiene parentesco alguno lo que escribo en el papel a la imagen acústica en la que el receptor/perceptor lee. Para ponerlo gráficamente, el icono sería el cero –o los números cercanos a él-, el símbolo sería el infinito positivo y el índice el infinito negativo.

Así entiendo los grados de iconicidad.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Laura Aguilera.

Ay, chamo. Amo la plasticidad de la chica. Sus imágenes son en extremo fascinantes, es como si tú, siendo lector, lo pudieras ver tan claro como un día de sol. Es tan increíble como un libro firmado por un escritor finado. No mentiré, cuando empiezo a leer un texto de ella es como si me lo estuviera contando. Es tan lindo. Casi como la luz juega con su voz, la hace más o menos de terciopelo. Sus ciertos matices alegres hacen un gran contraste con lo oscuro y raro de su personalidad, que se refleja en cada párrafo que escribe. Hace tiempo le saqué su método, escribe primero a mano y después lo pasa a digital. Eso es sexy, muy lindo. Ella es rara. Eso hace que sus textos me agraden más de lo que deberían, es tan rara que es adorable. No puedo decir más de ella, sino, me falta espacio para que ella misma se defienda. Vayalo, pues.
Nueva ciudad. Nueva vida.

Soy Daniela Reyes, nunca creerán lo que les voy a contar. Jamás pensé que mi vida podría correr peligro: como en una peli de terror, pero ya ven, a veces así pasan las cosas y no hay nada que puedas hacer para frenarlas.

Todo comenzó hace seis meses, en verano. Cuando mi padre y yo nos mudamos a una nueva ciudad, él es recién casado, así que cambiamos nuestra vida para acoplarnos a la de Martha –ahh, y su adorable hijo, Marcos-.

No sé realmente si mis problemas empezaron cuando conocí a Gerardo, pero sé que ése fue un momento digno de contarse. La primera vez que lo vi estaba practicando tiros en la cochera de su casa. Su cabello rubio brillaba con los rayos del sol, cada uno de sus saltos era tan alto que parecía tocar el cielo y cada uno de sus movimientos parecía mágico por ser tan preciso. Ese día, no nos ‘conocimos’ porque él estaba demasiado entretenido en su deporte como para notar el enorme camión de mudanza estacionado en la acera frente a su casa.

La primera vez que platicamos fue una tarde que –muy a mi pesar- fui a una tienda de videos a buscar a Marcos –enano odioso-. Allí aproveché para preguntarle al vecino si conocía y había visto a mi hermanastro.

Al principio, me dio un poco de pena tocarle el hombro para llamar su atención, pero en cuanto me sonrío; mis preocupaciones se esfumaron y cuando comenzamos a platicar hasta olvidé que llegué buscando a Marcos.

Gerardo –Jerry, me pidió que lo llamara- se portó muy amable y hablamos más a menos 20 minutos. La plática daba para más, pero Marcos llegó a interrumpir, así que me despedí, no sin antes afinar detalles para salir con mi nuevo amigo.

Decidimos ir al cine, no recuerdo la peli que exhibían esa noche, pero sí que fue una en la que nos reímos mucho. Después fuimos a tomar un helado; descubrimos que nuestro sabor favorito es el mismo y que odiamos la nuez.

Nos la pasamos increíble platicando de los amigos a los que dejé y él me aseguró que no tendría de qué preocuparme, pues me presentaría a sus amigos y me aceptarían de inmediato.

Caminamos hasta la casa, me sorprendía que aquí todo quede cerca, empezaba a oscurecer, el cielo estaba azul brillante y la luna blanca alumbraba nuestro camino; parecía caminar con nosotros; espiando como Jerry iba gustándome más y más.

Al día siguiente, bajé tarde a desayunar, no sé en qué se me fue el tiempo… ¡yo me había despertado temprano!

Cuando entré a la cocina vi a un chico desconocido sentado frente a la barra. Tenía cabello largo y negro como el café que caía en la cafetera, vestía bermudas y huaraches y sus piernas eran muy delgadas.

Al volverse hacía mi, pude ver sus ojos: contrastantes y enigmáticos, enmarcados por unas pobladas cejas negras.

- Me llamo Raúl, hola. Soy amigo de Marcos… él no tarda, fue por unas galletas.

- ¡Ah! Soy Daniela. Me sorprende que Marcos tenga amigos.

- Ja, ja, ja. Se supone que tú no debes hablar con humanos. – dijo Marcos entrando a la cocina con una caja de galletas, un bote de helado y jarabe de chocolate en una bolsa de supermercado.

No me importó su comentario, desde que nos conocimos nos hemos tratado mal.

Desayuné con ellos, bueno, con Raúl, porque a Marcos lo mejor es ignorarlo. Aunque no pudimos hablar mucho –por las interrupciones del engendro- conocí algunos de sus intereses y me recomendó algunos sitios para divertirme en la ciudad. También me recomendó películas, pues sus padres son los dueños de la tienda de videos y él y Marcos se la viven ahí.

Por la tarde, fui a buscar a Jerry a su casa, tal como me había prometido, me llevó a conocer a sus amigos.

Primero fuimos a visitar a Leonardo, un chico súper bromista, con bonita sonrisa al que no le para la boca. Es un poco obsesivo –o esa impresión me dio-, pues desde que nos presentaron se portó extraño y como no queriendo me confesó que le recordaba a alguien, no me quiso dar detalles, pero siguió mirándome atentamente.

Después fuimos a una casa muy grande –otra vez a pie, ¿ven? Todo está cerca-, con un inmenso jardín delantero, con pasto muy verde, húmedo por el agua de los aspersores; un olor a hierba mojada y una frescura que sólo ahí se sentía. Leo tocó la puerta blanca de la entrada y momentos más tarde un chico muy guapo la abrió:

- Venimos a ver al Srito. Fabián, clon de servicio. –dijo Leo con tono serio.

- Cállate, hoy es domingo, por eso me toca abrir la puerta, cocinar y todo. –respondió el chico con tono fastidiado. – Pasen, en la sala está Sonia… enseguida les llevo unas bebidas. –añadió cerrando la puerta.

En la sala había una chica alta, muy delgada, con el cabello negro, brillante y lacio hasta la cintura, tez blanca y la boca pequeña en forma de corazón. Al vernos saludó efusivamente a Jerry y Leo y a mí me besó las mejillas sin preguntarme siquiera mi nombre, como si me conociera de tiempo atrás. Jerry me presentó y ella ensanchó una sonrisa:

Cuando Fabián llegó con las bebidas, Sonia se paró detrás de mí tomándome por los hombros y exclamó:

- ¡Te presento a Dany!, es vecina de Jerry y llegó para hacerme compañía en éste grupo de hombres. –al decir lo último me sacudió un poco.

- ¡Wow! Hola, qué gusto. Soy Fabián. –dijo estrechando mi mano y jalándome para besarme la mejilla.

- El señorito Fabián. –corrigió leo en el mismo tono serio de antes.

-¡Que te calles! ¡Baja los pies del sillón! Por eso no te quieren en ésta casa –gritó Fabián aventando los pies de Leo y sacudiendo el sitio donde antes habían estado.

-¡Ay! Son unos inmaduros, qué bueno que ya voy a tener compañía femenina. –los regañó Sonia sentándose en un sillón y señalándome el lugar junto a ella.

El tiempo que pasamos en casa de Fabián fue divertido, aunque había dicho que le tocaba cocinar pidió comida china y Leo siguió con el asunto del clon de servicio.

Sonia y Fabián se veían muy bien juntos; como una pareja perfecta, ambos guapos y simpáticos.

Después de más o menos cuatro horas nos fuimos, Jerry me llevó hasta la puerta de mi casa y me invitó a comer a la suya al día siguiente; sin pensar en pedir permiso a mi padre acepté, era una muy buena oportunidad como para dejarla pasar.

No fue fácil convencer a mi padre, menos con Marcos sentado junto a él haciendo caras y argumentando con voz llorosa que casi no pasábamos tiempo juntos. Gracias a Martha convencí a mi padre –porque los amigos son una prioridad para los adolescentes, o algo así-.

No me acuerdo de la mañana de ese día, pero la comida fue muy agradable. Los padres de Jerry me trataron excelente y los platillos estuvieron exquisitos, hacía mucho que no probaba comida casera; papá no sabe cocinar, yo menos y desde que habíamos llegado aquí Martha nunca había hecho una comida en forma –entendía perfecto porque Marcos comía tantos dulces-.

Aquella noche la pasé en el sillón con Marcos –quien revolvía sus palomitas de microondas con M&M’s- viendo algunas películas que Raúl le había prestado.

Cuando papá y Martha regresaron eran como las once y nos avisaron que hiciéramos maletas para ir a la playa. Habían tomado la decisión, y ni siquiera me darían oportunidad de despedirme de mis nuevos amigos, ¿qué iban a pensar de mí?


La Playa

Salimos de la ciudad por una semana, a una casa de playa que papá rentó.

No me fue posible despedirme como me hubiera gustado de Jerry y los otros, pero al menos, pude dejar una nota bajo su puerta.

Ahora sé que la recibió y aún recuerdo exacto lo que decía:

"Hola jerry

se que cuando leas esto ya no estaré en casa, incluso en la ciudad

sali de vacaciones con mi papá, martha y mi hermanastro. Espero que me disculpen por despedirme, pero mi papá me agarró por sorpresa.

feliz verano y espero verlos pronto.

Daniela Reyes".

Cuando llegamos a la playa empecé a pensar que no era tan mala idea. El tiempo estaba muy agradable y por lo menos sabía que ahí Marcos no tenía más ventajas que yo.

El tono azul del inmenso mar, los pajaritos cantando, la brisa salada acariciando mi cabello eran en conjunto un espectáculo hermoso. Me encantó estar ahí, por un momento olvidé la presión de tener que hacer nuevo amigos y lidiar con el odioso de Marcos, quien pasaba sus días quejándose de la arena, el calor, y el ruido de los pájaros.

En la playa conocí un chico, ahora ya no me emociona haberlo conocido, pero al principio me maravillaba que todos en mi ‘nueva vida’ eran interesantes y atractivos –excepto Marcos, claro. Él es interesante, pero por raro.-

Estaba caminando por la playa como a las seis de la tarde, ya hacía frío y casi no había nadie. De pronto sentí que alguien me miraba fijamente, de forma discreta intenté descubrir quién era, pero no vi a nadie. Caminé un poco para perder esa mirada misteriosa, pero seguí con la sensación de ser observada.

Comencé a recorrer el camino hacia la casa de la playa pero la sensación continuaba, entonces troté y escuché la arena moverse detrás de mí. Totalmente desesperada corrí, tratando de escapar, pero seguía escuchando la arena moverse violentamente, no deseaba mirar hacia atrás, así que subí mi velocidad; sentí el viento más intenso y frío; sopló tan fuerte que mi gorro voló. No me importó, quería salvarme, no sabía de qué, pero no quería que me atrapara.

Con el viento calando mi huesos, el cabello en la cara impidiéndome ver, los pasos cada vez más cerca y más rápido detrás de mí y una bola de pensamientos, me tropecé.

sábado, 9 de octubre de 2010

Poesía Hoy.

Este es un proyecto de ensayo creativo, a ver que tal.

La poesía es un arte. Es el arte máximo para los antiguos griegos; Homero lo hace manifiesto al mostrar a los Aedos (cantores de hazañas) en su obra, Aristóteles hace un ensayo de ése arte: Poética. Morfológicamente, se deriva de la palabra poiesis que, en un sentido amplio, significa creación. En un sentido más moderno y menos reducido su connotación sería representación, la famosa "copia de una copia" de Aristóteles.
Siglos después, los romanos adoptan los parámetros establecidos por los griegos y les dan más profundidad a las artes de la representación, teniéndose como canon -palabra latina de la que se deriva norma, regla, ley- a Virgilio, Horacio y Séneca.
Saltaré años, paises y personas hasta el siglo XVI, el de la Ilustración. En estos años el mundo y las artes se encuentran en un momento crucial de cambio, por causa de la aparición de América en el mapa global que revoluciona los paradigmas que el mundo conocía. Acá se le da importancia a un genero muy especial de la poesía: el teatro. En este punto es importante aclarar que la poesia abarca a la literatura, novela, cuento, drama, comedia, ensayo; porque todos y cada uno de ellos son formas de representación de la realidad del poeta, que lo circunda y de la que es un atento obsevador.
Poco a poco, guerra de por medio, hemos llegado al hoy. Con una gran pregunta: ¿Cómo se es poeta hoy? Nuestro hoy está lleno de tecnología y esta última es un gran arma de doble filo. Es un obstáculo para el desarrollo de la poesía y una gran aliada para ponerla al alcance de todos, gratis. Por la primera parte, tenemos que todos quieren ser poetas, ser escritores y luchar con los derechos de autor y, por consiguiente, el plagio. La red ofrece muchas cosas y se reduce el trabajo del crítico, quien dicta la pauta, junto con la Academia, de lo que debe o no ser leido. Es decir, el canon y lo que no es canon.
Pienso que el ser poeta es leer bastante y saber observar, transmitir sus observaciones ya analizadas al mundo por medio de cualquier cosa. Es un trabajo duro pero altamente satisfactorio. Hoy en día la poesía es mucho más versátil que en ninguna época anterior. Por aquello de que se combina con las otras artes; la música, actuación, baile, etc. Y con la internet y sus plataformas multimedias que permiten compartir información con el resto del mundo.
Es la forma, insisto, más creativa de jugar con las palabras -y así, con la realidad-, tal vez, la manera menos complicada de mostrar los pensamientos ocultos, aprendizajes y experiencias de un poeta. Es la esencia vital sobre la que opino, vivo, siento.
Poesía hoy, es la misma que ayer sólo que se aplicó botox para mantenerse joven por los siglos de los siglos. Amén.
...
Justificar a ambos lados

miércoles, 6 de octubre de 2010

Desesperación.

¿Porqué? Sólo quiero saberlo. Dime quién o a quién esperas tan impaciente. Sin poder dormir. Sin dejar de quitarme las sábanas. No te voy a abrazar. Sabes bien que ahorita no tengo ganas. Ya pues, écha pa'llá. Al menos susurrame cosas al oido, con esa voz tuya que ya, de sólo pensarla, me hace estremecer. Hasta mis secretos se mueven cuando me dices suavecito que me quieres. Me duele que tu esplendor, se ponga en mi contra. Yo lo que quiero es que tu sueño me alumbre mientras leo. ¿por qué me insinuas eso? Toma mi mano y no me sueltes. Sé sensible conmigo y no dejes de matarme con tu voz. Cal, calles floreadas por donde suena tus suspiros literarios, llamados a la mentira en la que vivimos. Supongo que me llevas adentro, me interiorizaste en nuestras noches y madrugadas escribiendo, criticándonos mutuamente a la luz de una lámpara fluorescente. Estudiandonos. Mordiendonos al relatarnos nuestros secretos. Para ti, quien me inspiraste mis más de mil fantasías, propaganda de una ilusión pasajera. Híbrido. Desnaturalización de la luz demasiado brillante de la noche. Cierra tus ojos. Ya no puedo con tu mirada tan penetrante, que se desliza poco a poco hasta llegar a mi alma oscura y traslúcida.
A ti, estatua de cristal caro, te escribí y desescribí hasta el cansancio. La barbarie hecha persona. Debo ya dejarte de leer. En algún momento, cuando leas esto, te reirás. Quizá tanto como yo. Ahí te dejo mis borradores y estoy escuchando la voz de una nena mucho más sexy de lo que tu has sido hasta hoy. Adiós, entonces. Y no te molestes siquiera en buscarme.

martes, 5 de octubre de 2010

Frida, su frida.

Retrato poético.

te miras en el espejo.
espejo pequeño de plata
plateada mirada que se devuelve
a mis ojos claros.
Ojos negros y grandes
negros, delineados finamente
largas pestañas rizadas
en rímel a prueba de agua.
Risa diáfana, larga
y me aburrí de no escucharte.
Así pues, no te pienso.
No te veo.
No te escucho.
No te toco.
Te siento.
Me miento al decirte: "vete".
No estas presente pero te quiero.

viernes, 1 de octubre de 2010

Una vez más.

Lo arruiné.
Dije mil millones de veces que lo sentía.
Unas neuronas fallaron.
Dejaron de funcionar.
No te cumplí.
Ni me cumplí.
Mi mente es un caos.
Debo dejar de pensar.
Me duele la cabeza, bandera roja.
estado de shock, catarsis.
Epilepsia.
Cuadraplejia.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Mi mejor amiga.

A Irene Rondón. A Nadir Chacín.

Ella es la loca que recordó el momento más feliz de su vida: su primer beso. Apenas cuando era una niña. Y volvió la sonrisa a su rostro. El expropiador camina junto a ella entre nubes de ensueño, le toma de la mano y la quiere como a una estrella fugaz a la luna pálida. Flotan. Flotan en la tranquilidad que les da la distancia geográfica de un teléfono. Pasan horas enteras contemplando la inmensidad de la sabana oriental, el viento susurrando en sus cabellos, transmitiendo sus miradas que dicen, dicen mucho de sí mismos y lo que aspiran ser. Él, la vio hace mucho tiempo, siendo niños aún y le dijo que la quería. Hoy adultos jóvenes, se han vuelto a decir esa frase que volvió a la reciprocidad, una cómplice del amor que está entre sus dedos entrelazados. A media noche, se encuentran en sus sueños juveniles y se sueñan dormidos con las manos juntas, fundidas en un abrazo casi inmortal. Ella, en su duermevela, le sonríe y le dedica todo el amor que puede darle por medio de la red. Lo dejó en su pueblo suspirando por ella y se fue con un suspirante corazón hacia la gran ciudad. Ella, diva del mundo literario. El, príncipe de las locuras fantásticas. Ella, casi niña que se volvió mujer al entrar en la universidad. El, que no se sabe que ocupación tiene. Ella, mi mejor amiga. El, alguien a quien me gustaría fastidiar el resto de su amorío juvenil. Hay otra mujer que los envidia y los quiere más aún que ellos mismos. Esa que los ve desde afuera por el rabillo del ojo, con una sonrisa complaciente. Siempre mirando hacia otro lado, descompartir ese momento tan intimo desde la superficie de una bola de cristal; a punto de romperse en mil millones de pedacitos pequeños. Sólo con el breve parpadeo de sus ojos marrones, solo eso se necesita para romper su mágico hechizo.

Y nosotros despiertos.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Basura.

Duele, tan dulcemente que no se siente.
Agobia, lentamente.
Ay. Ay. Ay. No me caeré.
No delante de ti. Tú no me verás caer.
Definiré mi dolor. Que tú también sientes.
Tú lo provocaste.
Aléjate. Vete.
Llega al confín de mi fe. Arrímate hasta ahí.
Siente que te excluyo.
Te vas.
Te vas. No me ves.
Me derrumbo ante tu sombra.
Lloro, aunque no quiera.

martes, 7 de septiembre de 2010

Deshora.


Me espanta, sinceramente, la fecha que tiene mi último post. Gracias, Ipa por el follow. De pana, gracias. Empiezo por apreciarte un poco más cada vez.

Luna, no te vayas, por favor.Alineación a la derechaTe pido que te quedes.
Déjame seguir durmiendo
en tu cálido regazo.
No permitas que la aurora
interrumpa mi dulce sueño.
Refleja en tu faz amiga
las aventuras de mi fantasía.
A Yngrid, hace falta.
A Gen, quien insistió hasta demoler mi barrera.

lunes, 30 de agosto de 2010

Dualidad.

A Irene, Burbuja y Bellota. Y pues, obvio a Nadir.

-Toma tu café, sin crema y con azúcar, nena.- sonrió Elise-Ven, sientate. Tengo que hablarte-.
-Éstá bien pero déjame contarte algo primero. Te contaré una pequeña historia. Duermo plácidamente. Mi subconciente proyectó una pelicula medio rara: en un prado verde, lleno de flores. Corro, no levanto ni un granito de tierra. Hay flores de todos colores. En un estanque se acumulan lirios, flotando en la orilla, blancos y de terciopelo. Desde luego, me llama la atención unos petalos de una flor en específico, en la otra orilla del estanque. Se posa una mariposa verde en un petalo exterior. Me gusta cada ves más ese lirio. Rodeo el estanque. Curiosamente, ése lirio está iluminado por un rayo de sol que lo hace brillar tenuemente. Paso a paso me acerco imbuida en un aura de timidez. Cuando tomé la flor, el soplo de viento me lleva tu nombre, tu recuerdo, cuando te conocí. El primer momento que te vi, al entrar en la universidad. Por el color rojizo de tu pelo, te noté y te sonreí-.
-Oh si, ya me acuerdo. Te acercaste en plan de conquista. Y me gustó eso de ti. Te sonreí de vuelta y enrojeciste hasta las orejas. Te me acercaste, me preguntaste cómo me llamaba y nos pusimos a conversar. Al rato, te tuviste que ir a nosedonde, me diste tu celular y me besaste en los labios. Sabían a menta-.

En este preciso instante, entra por la ventana una pequeña mariposa verde y se posa en una de las tazas de café. En la de Marié.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Desengaño.

Luna, no te vayas, por favor.
Te pido que te quedes.
Déjame seguir durmiendo
en tu calido regazo.
No dejes que la aurora
interrumpa mi dulce sueño.
Refleja en tu faz amiga
las aventuras de mi fantasía.

Nuevo.

A Irene.
Dos suspiros que van de la mano.
Se escapan de tu boca.
Los atrapo entre mis manos,
después se colocan en mi almohada.
Me empapo en ellos
y duermo con una sonrisa en el rostro.

jueves, 19 de agosto de 2010

Declaración.


Un día atrás, enmarcaste tus ojos
entre libros al azar,
concediendome
en desgracia mía, quizá
un momento para no olvidar.
Y aunque no quería,
no pude dejar de mirarte.

versos inarmónicos.
a J.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Indescriptible.


Esto es algo que encontré medio sucio, entre mis archivos. Está fechado en Febrero, y creo que es hora de mostrarlo. Se aceptan sugerencias.(Sí, esta vez puedes comentar alguito, no debes volverme a dejar con la duda carcomiendo mi cerebro).

A Luis.

Tú, cronopio sin nombre,
te inmiscuyes entre mis versos.
Te vas, cual viento entre las ramas.
Atravesado.
Entreverado. Vienes, otra vez.

Andas refrescando pensamientos a la fama.

Vil, cruel y sin verguenza alguna.
Technicolor en circuito cerrado.
Sin oficio.
Maldecís tu propia existencia a cada paso tuyo.
Ya, te dejo así.
Sin espacio definido.
Adorado, te odio.