jueves, 9 de diciembre de 2010

UN año.

Oh si. Debía publicar esto ayer pero no importa, hoy hace un año, me di cuenta de que no volvería a ya tu sabes dónde.

Querido niño Jesús:
¿Cómo estás? Hace un buen rato que no te escribo. Desde que era una niña, creo. El año en que me trajiste una bicicleta, con la que fastidié bastante. Dije, ese año, que sería la última vez que te escribiría, ahora me arrepiento de esas palabras. Cual hoja que cae de su rama.
Quisiera empezar por agradecerte, si tal cual, por hacer caso omiso de esas idioteces que escribí y también por todos los regalos que recibí desde mi última carta, todos de parte tuya. Ahora, quiero pedirte algo -así, super chiquito-; tráeme la paz dentro de las líneas de tu ya sabes dónde. También seria cartelúo que me dejaras volver a ver a las chicas más lindas que no volveré a conocer. A los chicos de siempre. Y, claro, tu ayuda para conservar las amistades nuevas que he hecho.

Hasta la otra pues,
Barbie.

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