domingo, 4 de abril de 2010

Al café.


Esto es, básicamente, el producto de un cuento infantil y una historia sobre un escritor ficticio combinandose en un sueño continuo. Todo ambientado en una esquina muy frecuentada de mi ciudad natal y un café imaginario -no tengo ni idea de si existe o no-. Irene vuelve a cruzar mi cabeza, eso es algo que, de verdad, me preocupa. Hopefully you're gonna enjoy this.

Por ser protagonista, a Irene.

En el borde de la acera se forma un charco. Justo en el cruce entre la avenida Francisco de Miranda y la avenida Elice. Irene camina por la calzada este, con sus rizos húmedo de esta lluvia que cae incesantemente sobre la sucursal del cielo. Al llegar ahí, se detiene -despues de 6 cuadras-, y espera el cambio del semáforo. Se sonríe al verse en el pozo formado en el piso, en el cual se delinean sus ojos grandes, surcados de delineador corrido -azul-. Sus labios aún rosados se descubren alrededor de unos perlados dientes. De repente, cierra los ojos.
Mientras siente las gotas rodando por su piel se transporta a un mundo completamente distinto al nuestro. Es un mundo limpio; el cielo es enteramente azul y con trozos de nubes blancas, el sol brilla moderadamente y no se escucha tráfico, sino, por el contrario, los diversos pájaros citadinos cantan por encima de todo escándalo. La gente camina cantando. El color de unas mariposas tamizan la luz y se posan sobre la piel. Camina por el empedrado de una calle bohemia, resto de una ciudad fantasma que sube por una colina hasta los límites de la ciudad. Siente que le tocan por un brazo.
-¿Te sientes bien?- Un tipo aparece a su lado, de la nada.-¿De verdad no te pasa nada?- insiste, ansioso.
-Me encuentro de maravilla- responde algo confusa.
-Es que la vi a punto de lanzarse al charco.-
-Me hubieses dejado, era tan lindo.-
-¿Quieres un café?-
-Claro-

Al poco rato, estan llenos de buena música, café y literatura. Poco a poco se quedan sin de temas de conversación. Nota sus ganas de pasar a ser recuerdo de una noche, se aburre de él, va al baño y, finalmente, se marcha sola, para seguir recreándose en su mundo de maravillas exóticas.

3 comentarios:

  1. Ándale, algún día cuando no sea yo quien lava la ropa me lanzaré al charlo más limpio que vea. Es delicioso que la lluvia me caiga, lo malo es la gripe y el maquillaje corrido, como cierto delineador T_T Sería demasiado interesante ir a un café con un perfecto desconocido, y tendría la valentía y descaro perfectas para ir al baño y no aparecer más (:

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