lunes, 29 de marzo de 2010

Pre-culebra


Este es un post que consiste en imitar a Delia Fiallo y a Leonardo Padrón -escritores de culebras exitosas, televisivas y retransmitidas por todo el mundo-. Bajo el tag "culebra" escribiré las aventuras, peripecias y demás cosas por ahí en ese mundo ficcional. Qué curioso, abro el blog y me encuentro con más seguidores, hell yeah! Como diría Gustavo Cerati: "Gracias totales". Bueno, acá va lo que tengo de la culebra, basada en la vida real. Rayos, qué cliché.
La mala fortuna.

Actualmente no he sabido nada de ella. Está en varias de mis redes sociales (Facebook y msn, creo). Es mayor que yo por año y medio. Se llama Elisa*. Tiene una historia genial para contar. Para que yo pudiese transcribir esto fue necesario un espacio de tiempo de 3 meses a una convivencia de 8 horas al día. La conocí en Abril del año pasado, hice servicios en su oficina. Me llamó la atención la juventud que traslucía en una oficina de señoras. Atenta, gentil y carismática, fueron las primeras caracteristicas que la hicieron agradable a mis ojos. Empezó a decirme que tenía que hacer ahí. Ella era secretaria de la oficina, tenía que ayudarla con su "oficio". Me enseño un montón de trucos para tratar a la gente, principalmente con una sonrisa en los labios.
Un día, de mala fortuna ciertamente, llegó con la mirada velada y decaída. Tuve que presionarla para que me contara esto que a continuacion "canto".
Unos 6 meses antes ella era una chica como yo, tonta e ingenua y optimista, dispuesta a todo. Tenía 17 años y se enamoró de un tipo ahi "J". El J en cuestión, tiene -al menos- 37 años y era casado -no, no es culebra, esto de verdad pasó- dijo ante mi cara de incredulidad. Tiene 2 hijos pequeños y los adora, a pesar que tiene una cuaima, atosigándolo. El me asegura que ya no tiene nada con ella -excepto el vínculo de los niños- y es imposible de creer cuando duermen en el mismo apartamento. Creo que escuchaste la conversación que mantuvimos ayer ¿no?. Asentí. Me ha dejado plantada por uno de sus hijos que estaba enfermo. Ya lo extraño y no puede seguir haciéndome esto. Al principio todo era secreto, por aquello de ser la otra mujer. Y que mis padres tampoco se enteraran. En algún momento, su mujer nos vió tomados de la mano, a punto de besarnos. Estábamos en la parte de atras del edificio, donde creíamos que nadie nos vería. Fue a buscarme al Liceo y pasamos un rato agradable juntos, caminando por ahí. Esa mujer fue a contarle a mi mamá más ella, en un principio, se negó a creerle. J empezó a presionarme con "voy a dejar a M y hablaré sobre nuestra relación con tus padres". Empecé a notar cómo su piel perdía color a medida que iba narrándome su historia. "Yo fui, debo confesar, quien quiso que la relación se mantuviese en secreto, más el moría de ganas de gritarlo a los 4 vientos. En cierto momento, mamá me sentó y me dió una charla acerca de las relaciones, sexo y demás cosas que convienen decir para el caso: "no te metas con un tipo casado, no quiero que seas la otra mujer". Le aseguré que todo estaba bien, que ese chisme era sólo eso: un chisme que me perjudicaba. Al fin, pensaba, tengo alguien que me quiera y me proteja. Lo amo con todas mis fuerzas. De pronto, antes de mi graduación, la cosa se agravó. J sí había dejado a M y ella, despechada, fue a insultarme frente a mis padres. J, se le enfrentó y llegó antes. Le confesó a mis padres TODO lo que siente por mi más ellos asintieron y sonrieron, lo tomaron a broma. Y no pasó nada. Se quedó en Stand by, hasta que suena el timbre y viene M con su carga de furia monumental y me insulta -llamandome perra y demás-. Lo cual hizo que estallara una bomba: mis padres me dejaron de hablar y me botaron de casa. El único que entendió como me sentía fue mi tío, el hermano de mi papá, quien me acogió con todo y mis manías. Sonrió tristemente. Ahora mi mamá vive en Trujillo y mi papá vive con mi hermanito en su casa. Han aceptado pagar mis estudios y porque dije que de verdad quería ir a la universidad. Sigo con J y ellos no perdonan que sea hija de la mala fortuna, que sea la otra mujer. ¿Es increíble, verdad?. Volví a asentir con la cabeza.

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