sábado, 26 de junio de 2010

Transnacional. Evelyn Moreno


En este momento, estoy viendo el Fb de esta señorita. Sé que es músico amateur. Escritora titulada, licenciada en Letras -da lo mismo, tiene un título de la universidad, eso es lo que importa, al menos para los papás-. Hace teatro -es divertido, ver las fotos del chismoso universal-. O hacía, no sé. En esta introducción no haré caso de ello. Hay poca información de ella en su cuenta de perfil. Quiero verla tocando saxofón, sería genial una sesión de fotos. Pocos amigos tiene por ahí. Se rumora que tiene novio, el que le mete ideas anarco-socialistas a la pobre mujer. De eso se trata el post de hoy, de las ideas anarco-socialistas de su cuento titulado "Contando ovejitas". Lo mandó en un taller que hicimos hace unos cuantos días. Debo admitir que me gustó la estructura del cuento y la idea de no seguir a los demás. Le hace un giro original a la cuestión infinita del "ser normal y destacar" que define -a mi juicio- la vida de una persona. Muero de ganas por asistir a un taller dictado por ella.

CONTANDO OVEJITAS

Esa noche un niño trataba de dormir, contaba y contaba ovejitas que saltaban la cerca, 201, 202, 203… el niño se quedo profundamente dormido, mientras ovejita 204 saltaba seguida de ovejita 205; pero ovejita 206 no saltó la cerca, no le gustaba saltar la cerca, Mamá oveja 423 siempre lo regañaba por esa actitud.

—Hijo debes brincar la cerca, te lo repito todo el tiempo, es nuestro trabajo, el Señor Sueño así nos lo manda y no debemos contrariarlo, lo hacemos para que todos los niños del mundo puedan dormir.

Ovejita -con cara de aburrimiento respondió —mami no me gusta brincar la cerca, es aburrido, todo el día brincamos, brincamos y brincamos—, a lo que Mamá oveja 423 añadió con un tono de cansancio — ¡ovejita!

Si mami, — ¡y si mejor jugamos a correr, a las escondidillas, coleadas, a las cosquillas! — Dijo ovejita 206 con entusiasmo.

Mamá oveja 423 quiso decir algo, pero era su turno para brincar —hablamos luego—dijo

Ovejita 206 se acerco a todo el rebaño de ovejas, trataba de convencerlas de dormir a los niños jugando en lugar de brincar, ovejita 206 hablaba como un experto orador, todas las ovejas, sobre todo las pequeñas le aplaudían

—Ovejitas—, decía —debemos proponerle al Señor sueño que podemos dormir a los niños jugando y divirtiéndonos

¡síiiiiiii!— respondían todas las ovejas al unísono.

— ¿Les gusta brincar y brincar sin parar? — Decía ovejita 206

—Noooooooooo—, volvían a repetir a coro las ovejas.

—Propongo que de ahora en adelante juguemos a las coleadas, escondidillas, bote pateado, cebollitas.

Las ovejitas brincaban, pero no para saltar la cerca, sino de emoción y gusto, nunca habían pensado en otras opciones para dormir a los niños.

Mamá oveja observaba a su hijo, no podía creer que ovejita 206 tuviera ese poder de convencimiento, también tenía temor que su propuesta no funcionara ¿y si los niños no logran dormir con ovejas jugando por ahí haciendo ruido, riendo y gritando? Además que diría el Señor Sueño de todo este embrollo, seguro no aceptaría, pensó Mamá oveja 423

Ovejita 206 continuaba su discurso —haré tocar la campana de emergencia para que aparezca el Señor Sueño—, Tilín tilín sonaba la campana.

De repente se escuchó la voz del Señor Sueño, — ¿ovejitas mías que sucede?

Ovejita 206 le explicó con cautela la inconformidad de brincar la cerca y sustituirlo por juegos. Se hizo un silencio largo, Señor Sueño no respondía,

—Se quedó dormido— cuchicheaba unas ovejitas.

—No ovejas, no pueden jugar, deben saltar la cerca como siempre se ha hecho Por favor no insistan con esas ideas insurrectas, no podemos alterar el sueño de los niños probando otras técnicas—, sentenció el señor sueño

Ovejita 206 dijo, —disculpe Señor Sueño, no deseamos alterar el sueño de los niños, sabemos que nuestro trabajo es saltar la cerca para que los niños logren conciliar el sueño mientras cuentan ovejitas, déjenos intentar sólo por una noche, estamos seguros que los niños podrán dormir mientras nos imaginan jugando y riendo

El señor Sueño se quedó pensando —mmm... no lo sé, es un riesgo alto imaginen una noche donde millones de niños en el mundo no puedan dormir.

—Señor Sueño, por favor— decía ovejita 206, —sí por favor— repetían el resto de las ovejitas pequeñas.

—mmmmm… pero sólo por una noche—, sentenció el Señor Sueño.

Las ovejas no cabían de alegría corrían por todas partes de felicidad. Empezaron a planear los juegos, las canciones, toda clase de diversiones; para sorpresa de Señor Sueño, esa noche, todos los niños conciliaron el sueño antes de lo previsto.


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