viernes, 14 de mayo de 2010

Trasnacional.

Este es el inicio de una nueva sección de escritos, estos escritos son hechos por colegas mexicanos. Esto es un cuento que leí hace poco, pasado por el paredón y que ya debe estar modificado por su autor. Este "chavo" se llama Cuauhtémoc -Carlos pa quienes no puedan articular este nombre- López. Es un chavo súper gracioso y tremendo pana. Su historia trata sobre una particular conpiración divina para volver a tomar el poder que alguna vez tuvieron. Los vientos volverán a soplar y harán temblar los cimientos del catolicismo -¿Será por eso la crisis en Roma? Quien sabe-. Perdóname, hijo de Leto, por este remedo tan ridículo. He aquí una historia sin concluir:

Initium Belli.
Hallábanse ocultos por los siglos y el olvido, en el último Horologión enterrado en la bahía dardanela más próxima al Ponto, Los Anémoi.
Por décadas su terrible retorno maquilaron así como el de los antiguos. Su plan estaba por fenecer.

Bóreas impetuoso y desesperado de un brinco se puso en pie y así habló:
No puedo tolerar más esta espera, Hermes al escapar no ha hecho más que traicionarnos tomando el puesto de un tal Judas Tadeo, y como era de esperarse ahora recibe alabanzas el infame. Ha llegado la hora hermanos de dar acción a nuestra treta; si toda saliera como la hemos planeado no pasará tiempo eterno antes que nuestras mejillas se ruboricen una vez más con el cálido beso de los rayos de Febo y regresemos a nuestra tan querida Tracia.

Y sobrevolando de un lado a otro continuó:

Derrocar al de blancas y ancianas grebas, será una ardua empresa pero no por señalar aquello, imposible. Él, sabe que una resurrección entre los antiguos se piensa e incluso pudo a base de torturas arrancar profecías a Apolo, allá en Delfos, el muy bellaco se la dio a conocer a uno de sus escribas y ahora el mundo entero sabe nuestro proceder.
En ese momento el más delicado de los cuatro, Céfiro se levantó de su nube y señalo:
Calma querido hermano, calma, es probable que el todo el orbe conozca nuestro proceder – y agregó con un tono altivo – lo que no saben es la potencia y magnitud que este tendrá. La escolástica que el anciano mostró a los mortales, dicta que el fin vendrá cuando el poderoso hijo del maligno se revele.
Euro después de una sardónica carcajada añadió: La estulticia del viejo lo ciega, no puede adivinar acaso que aquel denominado como el “maligno”, su “ángel caído” no es sino el gran dios Pan. Razón tiene al entender que Pan tendrá un hijo y que él mismo afrentará gran batalla con su primogénito ese tal Iesus, pero su egoísmo e insensatez le impiden entender de lo que nosotros los antiguos somos capaces. Si hemos flaqueado al dejarnos encerrar tan fácilmente fue porque los hombres no creían ya en nosotros. Sin embargo, él mismo les ha devuelto la oportunidad de creer en nosotros. Aquel tan profetizado hijo del dios fauno es la muestra de ello.
En concilio tremendo estaban esos tres cuando el cuarto, el tranquilo y muy astuto, Noto Ástrida caro a los dioses, hízo resoplar su voz en cuatro paredes y así dijo:
Precipitadamente lo ha hecho, recuerden que su revelación habla solo de la guerra y del supuesto juicio, pero no supo el resto del vaticinio, ya que Apolo no podía hablar más a causa de las llagas y la sangre que cubrían su rostro. Si mal no estoy la profecía augura, que al final, cuando al que le sale la espada por la boca atente contra la vida del hijo Panida y pretenda finiquitar su obra, cuatro pilares de gran poder rejuvenecido vendrán como lo indica la rosa de los navegantes.
Así, así, interrumpió Euro.
Y empapando al fauno con fulgores de esplendor, la égida adornara su frente, remontara los cielos y encerrara al de barbas albinas y a su hijo allá donde los titanes yacen, tomando la victoria.

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