viernes, 7 de mayo de 2010

Irene Karenina Rondón


Este nombre es imponente. Cuando coincidimos en las aulas de la UCV, ella no me soportaba. Según sus palabras, yo era demasiado radical para sus gustos castos -en ese momento-. Todavía me pregunto cuál fue el evento que hizo que cambiara su postura con respecto a mi amistad. No me importa, sólo sé -al menos con esta mujer- que no sé nada. Ella es complicada. En si misma es un rollo, que me encanta descifrar en mis ratos libres.
Sé que uno de sus libros favoritos puede ser "Rayuela" de Cortázar. Que ama el chocolate hasta al punto de adquirir un coma diabético por una sobredosis de este delicioso fruto del cacao. Que su amistad es incondicional -sino, preguntenle a Yvyana (pastel)- hasta el momento en que se "le mueva el piso". Desde que me mudé, hacemos tertulias digitales, en donde discutimos de todo un poco. Recuerdo que en Diciembre me dijo que le hacía falta, todavía me pregunto porqué. Debe ser que tengo una paciencia para seguir su charla hiperquinética y trato de ser lo que nunca sé si he sido: una amiga. Eso forma parte de lo que no sé. Es cosmopólita: ha estado en Europa un par de veces. Es divertida: cuando está de buen humor, por lo general, en las tardes y a medianoche. En las mañanas amanece de mal humor. Tiene un montón de redes sociales en línea. Es escritora. Lee demasiado y todo lo condensa en su cabeza -debajo de los rizos esponjositos-. Es increíble su capacidad de síntesis en clase. No duerme: está escribiendo bajo el influjo de la luna a las 3 de la mañana. Es la combinación de Ártemis -estoy segura de que esa es la parte que corresponde a "Irene"- de astucia y Afrodita -esta parte combina con Karenina- por su ternura y llena de pasión por lo que hace, en partes iguales. Alguna vez se ha definido a si misma como una bohemia industrializada, lo que siempre me ha hecho imaginar a una gitana vendiendo en frente de una fábrica de juguetes -esta es la parte en donde la señorita que se ha convertido en musa, por méritos propios, se rie descontroladamente, espero-. Termino esta breve pintura con unos versos que la describen "perfectamente":
"Ella es la locura enraizada
firmemente en las imágenes
que se leen a toda voz, a medianoche."

He aquí su imaginación a flor de luna:
"Estoy totalmente convencida de que Dios es hombre. Si fuese mujer, no hubiese inventado el periodo."

Crónica Hospitalaria.
Todo sucedió una noche en la que Noryan, mi amiga/casihermana/mosquetera, comió mortadela. Una mortadela maligna y malintencionada que ingresó a su organismo y la volvió un desastre. Vómito, "y otra cosa que no quieres saber" es más o menos el efecto de la mortadela despiadada.
Apenas me entero hablo con mi mamá, que venía llegando a Caracas, y salimos corriendo a buscarla porque ni fuerzas tenía para llegarse hasta mi casa. Lo primero que vemos es una Noryan que no puede ni sonreír. Llegamos al hospital y luego de un extenso papeleo, llamadas, etc. llega el momento de tomarle la vía (manera elegante de decir puyar :S).
Todo un drama y arranca el llanto, me recuerda muchísimo a mi y mi terror por las agujas, es sencillamente HORRIBLE. No le encuentran la vena, la deshidratación y los nervios la pasaron de morena a blanca súbitamente. Se me comienza a bajar la tensión viendo toda la escena, tengo esa capacidad involuntaria de colocarme en el lugar de otro y a veces en vez de una bendición, porque me ayudaría a entender mejor, termina siendo una maldición, porque sufro penas que no son mías.
A lo mejor de eso se trata la amistad, de reír y sufrir con alguien. Si, como que sí.
Nada que le encuentran la vena, se le revientan. Me mandaron a salir de emergencias, a esperar afuera. Pasa 1 minuto, 2, 3, y comienzo a desesperarme :S mi mamá se asoma y no me dice nada, cuando voy a asomarme no veo a Noryan sino a todo el personal de emergencias alrededor de su camilla. Comienzo a caminar tipo gato encerrado por toda la salita de espera y nada, nadie avisa, nadie dice "listo, puedes pasar". Me vuelvo a asomar y está todo el personal de emergencias más un tipo, que no sé quien era. Ojalá hubiese sido un especialista en hipnosis, así la calman, la inyectan, y la ponen a descansar de una para que no se le terminen de enredar los nervios. Pero no, nadie sale y dice que todo está bien. Ahí caí en cuenta con más fuerza y de una manera nada agradable, de cuánto me importa la pequeña saltamontes esa, jaja.
Hasta que al fin veo que la dejan sola y paso: tiene 2 bolsas de suero, le inyectan otra medicina y se está muriendo de frío. Le llevé la cobijita que mi mamá siempre tiene en el carro, tenía mi chaqueta y la cobija del hospital. Se acostó a descansar, pasar el susto y el trauma, y la ayudo a arroparse. Aw, fue un momento demasiado tierno, jaja! La arropé con la cobija del hospital, luego mi cobijita, y seguía con frío...
-¿Te cuento un cuento y te doy un besito en la frente? Jajaja! - le dije.
Por lo menos eso sirvió para hacerla sonreír de nuevo, cosa que me tomo como misión cuando la gente se encuentra mal. Durmió (o descansó) un rato y yo no tenía más nada que hacer y sentía que debía estar pendiente, así que me quedé en la silla al lado de ella vigilándola como quien tiene al lado a un niño pequeño. Más o menos era ella en ese momento, todos cuando nos enfermamos nos volvemos un niño pequeño que requiere alguien que esté pendiente y cuidando. Confieso que fue casi un shock ver a la eléctrica Noryan con la batería mala. Me despertaba a cada movimiento de ella, por lo cual hice como 4 siestas de 4 minutos aproximadamente, creo.
Salí un momento y cuando mi mamá y yo volvimos a entrar Noryan no estaba. Resulta que fue al baño, menudo susto me eché. Debe haber sido todo un poema mi cara entrando a emergencias y viendo que no estaba. Mi mamá se tuvo que ir un momento pero mi abuela estaba ahí. Salí un momentico a decirle algo a mi abuela y me ofreció mazapán. Me lo metí en el puño, entré a donde estaba Nory y cerré las cortinas.
-Pastel (así nos decimos, jaja), traje MAZAPÁN! Pero Shhh!
Se echó a reír. Eso es un avance, hace un rato apenas sonreía. Luego salí de nuevo y me quedé hablando con mi abuela, me ofreció ir a comer un momentico pero no, me pareció una vil traición a Noryan. Ella allá, acostada, con hambre pero sin poder comer aún por todo el tratamiento, ¿y yo iba a comer? DEFINITIVAMENTE NO! Debo acotar que a ambas nos encanta comer, jaja. Cuando volví a entrar (ya esta fue la última) Noryan desapareció de nuevo. Esperé un rato, hasta me senté en la camilla, y nada... Tuve que ir a tocarle la puerta del baño (lo siento pastel, los nervios jaja!) y si, estaba ahí jaja... Ya por lo menos podía hablar mejor y estaba más repuesta. Casi se acababan las ETERNAS bolsas de suero y ya ella podía hablar sin irse en vómito. Nos echamos una tertulia de las nuestras sobre lo que habíamos hecho en semana santa, todo lo que no me había contado me lo dijo precisamente en un hospital. Hell yeah...
Se terminó el suero y Noryan casi salta de la camilla para que se lo quiten. Lista Noryan, ya camina, ya habla, ya puede echar broma, solo queda una cosa: COMER! Fuimos al restaurant de la esquina y como buena enfermita pidió sopita de pollo, aw. Tomó un poquito, lo que pudo su estómago, y lo demás para llevar. Yo me comí una arepa, yo no estaba enferma jaja. De regreso al carro el logro del restaurant, la sopa, salió disparado por la boca de Noryan sin poder contenerlo. Seh, ella dice que fue lo más asqueroso del mundo pero realmente ni me revolvió el estómago, es comprensible un vómito y estaba más preocupada por el hecho de que no se hubiese curado que por asquearme de lo sucedido. Entramos de nuevo a la clínica, se lavó, hablamos con un doctor y le dio unas recomendaciones. Fuimos a comprar las medicinas. Mi mamá propuso que se quedara conmigo o yo con ella pero con su uerpo se recuperó su terquedad también y no quiso, jeje. La dejamos en su casa, yo regresé a la mía. Su novio (Iván! Te quiero!) me dio las gracias miles de veces por esa segunda, casi me da una medallita de heroína.
La verdad no sé, mucha gente se sentiría super inflada por esto de ayudar a alguien que casi se muere de deshidratación sola en su casa jeje, pero en realidad me sentí normal. No sé, siento que ella hubiese hecho lo mismo. No me siento una heroína, me siento una amiga, supongo. Aparte ella debería sentirse bien, me sirvió de inspiración para un intento de escrito a las 4 de la mañana.

Este su link -uno de tantos, pero allí están sus demás redes- http://eltrasnocho.blogspot.com/
Pase por un pedacito de luna.

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